Esta pieza audiovisual, inspirada en las ideas y concepciones del mundo previas a la ciencia -cargadas de mitología, religión y misticismo-, mezcla la fantasía y la ingenuidad con los hechos científicos. Utilizando referencias visuales a sistemas celulares y nanoestructuras, se representa un acontecimiento que no es real: el nacimiento de un átomo. Esta elusión de la veracidad y de los hechos científicos alude a la persistente tendencia humana a imaginar y buscar significado más allá de los hechos tangibles, al igual que hace una inevitable referencia a la actual era de la desinformación, donde se manipula la información a través de la generación de ficción apoyada y mediada por la tecnología, adaptándola a narrativas de fuertes creencias e intereses.